Barichara, la ciudad más bonita de Colombia

Undécima etapa. De Barichara a Bogotá. Aprovechamos las horas más tempraneras del día para visitar Barichara. Bautizada ...
12/12/2008

Javier Fueyo

La etimología de su  nombre casa a la perfección con la atmosfera que se respira. Parece ser que Barichara deriva de la palabra Barachalá, que en el idioma de los indios Guanes, primitivos pobladores de la zona, significa lugar de descanso. Nosotros no podemos detenernos a disfrutar de ese relax. Nos esperan todavía 3,500 km. de carretera y el tiempo apremia.

Hormigas culonas
No obstante, antes de partir, contamos con unos minutos para saborear de una de las grandes atracciones de Barichara: las hormigas culonas. Estas pequeñas hormigas voladoras han cobrado fama internacional –al igual que los chapulines mexicanos- como exótica “delicatessen”. Su precio así lo atestigua. El voluminoso abdomen almacena una pequeña cantidad de grasa que es la que le concede la categoría de manjar.

Decidimos convertirnos en insectívoros y probarlas. Realmente, prefiero los chapulines. El sabor férrico de estos es más tolerable que el regusto sebáceo que deja en nuestra boca la hormiga. Aun así, resulta interesante paladear un alimento tan original y difícil de conseguir. La vendedora nos cuenta que las hormigas culonas sólo aparecen durante los meses de mayo y junio y, únicamente, cuando se dan circunstancias especiales: dos días de lluvia seguidos de dos días de sol. La caza de tan esquivo insecto se convierte en todo un arte y también en causa de disputas. Por un lado, hay que estar desde primeras horas de la mañana, en completo silencio, al acecho. Pertrechados con una gorra, los cazadores de hormigas deben tener cuidado de no matarlas y deben sufrir unos cuantos picotazos. Las hormigas capturadas son llevadas luego a los asadores de hormigas quienes comprueban si están vivas o no. Nuestra vendedora nos advierte: “tengan cuidado; hay mucha gente que las tuesta cuando están muertas y así se pierde el sabor. Además, otras personas sin escrúpulos venden como hormigas culonas auténticas otras cosas como aviones o monteras”. Desconocemos la diferencia entre las tres variedades, pero si lo dice la experta…

Por otra parte, en la caza de hormigas, no existe derecho de propiedad. El primero que ve un hormiguero se queda con él. No importa que esté en finca ajena. Si alguien está en tu terreno, vigilando un hormiguero, mejor te buscas otro.

Seguimos viaje
Un cliché que hemos corroborado desde nuestra llegada a Cartagena, además de la belleza de la mujer colombiana, es la proverbial amabilidad y hospitalidad de los colombianos. Orgullosos como están de su patria y ante la imagen extena –y equivocada- que en el extranjero se tiene del país, todo el mundo se esfuerza por complacernos y ayudarnos. Allá donde preguntamos siempre hay una respuesta completa. No necesitamos mapas. Las indicaciones de los lugareños son exactas (obviando el hecho de que, a veces, no está muy claro de lo que entienden algunos por derecha e izquierda) y suelen ir acompañadas de historia de la zona y de una descripición detallada de los lugares más relevantes. Al colombiano le gusta hablar de Colombia.

La salida de San Gil para tomar la carretera principal que nos lleva a Bogotá está jalonada por la reconstrucción de un accidente de moto. Nos demoramos 20 minutos. Atestados y los implicados en el incidente reproducen la situación mientras la cola de vehículos que espera se incrementa.

Bienvenidos a Bogotá
Continuamos la marcha. Dejamos atrás los departamentos de Santader, Boyacá y Cundinamarca y ascendemos lentamente hasta aproximarnos a los 2,600 metros de altura en que se encuentra Bogotá, lo que la convierten en la tercera capital más alta de América, por detrás, de La Paz y Quito. Comienza a refrescar.

Seis horas después de haber iniciado esta etapa, entramos en la cosmopolita Santa Fe de Bogotá, otrora  ciudad a evitar, en nuestros días, una metrópoli amigable, culta y relativamente segura.

La capital colombiana nos recibe con su peor cara. Hace frío y una tromba de agua adormece el tráfico. Tardamos un par de horas hasta llegar al destino que nos ha empujado a ir, en lugar de pasar por Medellín, itinerario más lógico para atravesar el país desde Cartagena: un taller de recambio de neumáticos. La llantera Aceitar en la calle 127 nos tiene preparada ya la llanta de repuesto Pirelli, para reemplazar a la que se rompió en Guatemala. Incluso nos reemplazan el aire de las gomas por nitrógeno para mejorar las prestaciones y evitar riesgos de pinchazo.

Finalmente, buscamos un hotel y hacemos una breve visita nocturna al curioso centro histórico de Bogotá, guiados por Diego Speratti, director de las revistas Automóvil Panamericano y Motociclismo en Colombia. Entre callejones oscuros, bares que bien podrían formar parte del Soho londinense y olor a marihuana, concluimos tan larga jornada.

No da tiempo para más. Mañana se presenta un largo viaje.

Javier Fueyo, Sara Rodríguez y Alejandro Ramírez
Queremos mostrar nuestro más sincero agradecimiento a Flavio Aquino, presidente de Pirelli Colombia, a Luisa de Andrade, Sub Gerente de Aceitar, la llantera donde cambiamos nuestro neumático, y a todo el staff de Aceitar por la sensacional atención prestada. Como no, también agradecer a nuestros particulares cicerones en la noche bogotana, Diego Speratti y Alejandro Abondano.

Relacionadas

Etapa 14. De Otavalo a Loja (Ecuador). Hemos procurado seguir al pie de letra las etapas marcadas en la ruta del viaje, pero la larga jornada entre Bogotá y Pasto y el problema fronterizo para pasar a Ecuador nos han obligado a tomarnos las cosas con algo más de calma, descansar un poco, y hacer la etapa 14 en dos días. Además, nos hemos visto inmersos en un atasco a la salida de Quito, que ha impedido que recuperásemos kilómetros.

Hace 15 años

Etapa 13. De Buga (Colombia) a Otavalo (Ecuador). Es sábado. Es el momento de cruzar la primera frontera de este viaje. Abandonamos Colombia para adentrarnos en Ecuador. Pese a sus reducidas dimensiones, el pequeño país sudamericano es uno de los lugares del mundo de mayor biodiversidad. Los trópicos, el Océano Pacífico y Los Andes han contribuido a modelar un paisaje casi único de volcanes, picos nevados, jungla y playas espectaculares. Por si fuera poco, cuenta con las mágicas islas Galápagos, patria de un ecosistema único.

Hace 15 años

Duodécima etapa: De Bogotá a Buga. La tercera etapa de nuestro viaje estaba calculada para ser hecha en 11 horas. La hicimos en 10; sólo que terminamos el día a 500 km. de nuestro destino: la ciudad de Pasto. El imponente puerto del Alto de la Línea, 100 km. de subida y 24 de bajada, y el lento paso de las tractomulas sepultaron nuestras expectativas de colocarnos en la capital del departamento de Nariño, fronterizo con Ecuador, en ese mismo día.

Hace 15 años