Cambio de planes

Etapa 35. De San Salvador a Jujuy. Siendo que está decidido el rumbo hacia Chile, enfilamos hoy ...
26/01/2009

Javier Fueyo

Hoy haremos noche en Purmamarca, una pequeña población de casas de adobe, adormilada en el magnífico Valle de Humahuaca, al pie de la montaña de los 7 colores. Ahí funciona el mágico hotel Hostal del Silencio. Un refugio encantado donde hace varios años, en uno de mis tantos viajes, pasé una noche también encantada.

La ruta a San Salvador de Jujuy, capital de la provincia, discurre suave y rápida. A medio día estamos ya pasando cerca, pero no entraremos, para evitar tardanzas y poder llegar a donde tenemos decidido, antes de cruzar al país vecino. Siempre tengo en la cabeza ese barco de Colombia a Panamá.

-Sabes, tengo un presentimiento raro –le digo a Mónica que va conduciendo.
-¿Qué? –pregunta ella.
-Seguramente nada, pero hace unos días que no nos comunicamos con Javier Barranco en México. Antes de llegar a la frontera mejor vemos si mandó algún email. Entremos a Jujuy y busquemos un cibercafé.

Mónica entra en una rotonda que dice Jujuy Centro y hacia ahí enfila. Son las 12:45 y vemos con espanto que todos los negocios están cerrando. Paramos y pregunto:
-¿Por qué están cerrando?  

El hombre me mira estupefacto, como si no entendiese la pregunta.
-No somos de aquí –le digo. -Buscamos un telecentro que tenga Internet.
-Hasta las 18:00 horas no encontrará ningún negocio abierto.
-Que quiere decir con ningún –pregunto.

El hombre me mira intrigado, pero mi desconcierto lo divierte, así que contesta con una sonrisa burlona.

-Ningún restaurante, ningún policía, ningún gato o perro, ningún nada.
Me quedo con la boca abierta.
-De una a seis todos dormimos –agrega. -¿Está bien?

El hombre se compadece al ver mi estado de shock y me manda a un hotel de 5 estrellas, donde según él algo funcionará. Aunque sea el agua de la piscina.

Encontrado el bendito hotel entro al Internet. Y, como parece que hoy es un día para sustos, leo el mensaje de Javier Barranco.
“Emilio, quiero que vayas al encuentro del Dakar”.
Veo que está en el chat y enseguida contesto.
“Javier, eso no es posible. El Dakar pasará 1,000 km al sur de donde yo estoy. De echo estoy llegando a Bolivia, ya en el extremo norte de Argentina”.

“Es que el Dakar nos interesa. ¿Puedes regresarte hacia atrás?
Lo pienso bien y contesto.

“Si voy al encuentro del Dakar no llegaré al barco del 23 en Colombia. Tendré que mandar un mensaje a Cartagena y cancelarlo. Además ¿que quieres tú que yo haga en el Dakar? No me dejarán acercarme ni a 500 metros”.    
“Quiero que metas el Tiguan con el equipo VW, y con Carlos Sainz y los demás”.
Ja, ja, ja, ja, ja, ja…si claro.

Esto Javier no lo escuchó, ni lo leyó.
Hola Dakar, soy Emilio Scotto. Esperen que les saco unas fotitos y después siguen.
“Javier, como poder todo se puede en la vida. ¿Estas seguro que quieres que pegue la vuelta?”
“Si, seguro. Buena suerte”.

Mónica me mira con ojos de interrogatorio.
-¿Alguna novedad? –pregunta.
Todavía estoy sopesando mi nueva bitácora de rumbos, así que tardo unos segundos en contestar. Finalmente se abren mis labios y sorprendido me escucho decir:
-Nos vamos al Dakar.
 

Emilio Scotto y Mónica Pino
“Todos tenemos que hacer, al menos una vez al mes, algo muy loco. E.S."


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