Mercedes GLK 350 4Matic: Prueba a fondo

El auto de Sex and The City pasa por nuestras manos y nos sorprende. El nuevo Mercedes ...
11/05/2009

Javier Fueyo

Hace apenas un año, con motivo de la premiere mundial de la película Sex and The City, Mercedes-Benz decidió mostrar a todo el mundo su nueva GLK, la camioneta llamada a competir de tú a tú con la BMW X3. Las labores promocionales del nuevo modelo alemán comenzaban con 8 meses de adelanto a sus ventas en Estados Unidos. Ante una asociación tal entre auto y película, muchos, yo incluido, nos imaginábamos una SUV femenina, otro accesorio de belleza más para Kim Catrall en busca de una nueva conquista amorosa. Todas estas percepciones cambiaron con la semana que el auto pasó por mis manos. El GLK 350 4Matic es un auto divertido, potente, cómodo, llamativo y con una elevada carga tecnológica. Quizás su único defecto haya que buscarlo en su espacio interior. No es que sea reducido, pero lo aparenta, y en un segmento como el de las pequeñas crossovers Premium, uno de los más competidos del mercado, es una señal de debilidad que debería haberse evitado.

Divertido y cómodo
Basado en la plataforma del Clase C, la distancia entre ejes del nuevo Mercedes GLK es casi idéntica a la del sedán, aunque su longitud total es 8 pulgadas menor. Al igual que el Clase C resulta aplomado y cómodo. Frente a él, cuenta con un mayor recorrido de suspensiones, dada su naturaleza de crossover lo cual le otorga una ventaja teórica en términos de manejo sobre asfalto bacheado o roto.

En principio, el Mercedes GLK parte de una distribución del peso de 52/48 por ciento, delante y detrás. La estabilidad general del auto es impresionante. Pisa bien, con el equilibrio tradicional en Mercedes entre suave y firme, con una leve inclinación de la carrocería en curvas amplias, que, sin embargo, no empañan el aplomo que se siente sentados al volante. En apoyos continuados, la carrocería apenas balancea y, aunque, lógicamente, no es un auto para llevar una conducción deportiva, permite muchas alegrías asociadas a su potente motor y a su sensacional eje trasero. Sus anchas llantas de medidas 235/50 calzadas sobre unos opcionales rines de aluminio de 20 pulgadas también facilitaron las tareas de apoyo.

La dirección es excelente, no sólo por tacto, también por precisión. Con 2,8 giros de volante, es relativamente ágil, máxime si tenemos en cuenta su naturaleza de crossover y su volumen.

Fuera del asfalto
Para manejar fuera del asfalto, el Mercedes GLK dispone de un interruptor situado en la consola central que activa una serie de funciones orientadas para un uso off road. Así, una vez pulsado este interruptor, se modifican las leyes de actuación de la caja de cambios, del acelerador electrónico y el control de estabilidad pasa a modo “off road”. Obviamente, es más crossover que todo terreno –no cuenta con reductora, pero sí con control de descenso de pendiente-, por lo que conviene no forzar demasiado en un paseo campestre, aunque si el terreno se complica, el Mercedes GLK puede resolver pequeñas dificultades gracias a una razonable altura libre al suelo y un generoso recorrido de las suspensiones.

Motor potente
Mientras que en otros mercados, el GLK se comercializa en varias versiones Diesel y gasolina, en el nuestro sólo habrá una motorización disponible, a la espera de un posible motor Bluetec con solución de urea AdBlue, como ya montan las clases GL, R y ML y, en breve, el Clase E 2010. Un 3.5 litros V6 de 268 HP y 248 lb-pie de torque. Precisamente, en la cifra del torque y en la manera que la gestión electrónica lo entrega a los dos ejes, es donde el GLK más nos ha impresionado. La cifra máxima de 248 lb-pie se obtiene entre las 2,400 y 5,000 rpm, lo cual le otorga una entrega elástica y suficiente casi a cualquier régimen. Eso va acompañado de la tracción integral con diferencial central 4Matic, que, en circunstancias ideales, reparte el torque en un porcentaje del 45 por ciento al tren delantero y el restante 55 al trasero. Dependiendo del estado de la carretera, automáticamente, el mapa de gestión del motor permite variar ese reparto.

Acoplado al solvente motor lleva una caja de cambios automática de siete velocidades 7-Gtronic. El convertidor de par funciona con tal precisión que permite una casi perfecta sintonía entre las peticiones del acelerador y la entrega de la fuerza por parte del motor. Asimismo, tiene una incidencia notable sobre el consumo de combustible que, en el caso de este GLK 350 4Matic, es de 16 mpg en ciudad y 21 en carretera.

En cuanto a sus prestaciones, hace el 0 a 62 mph en unos más que aceptables 6.7 segundos, 0.7 mejor que un X3 y una décima más rápido que el Audi Q5. Otro dato que sorprende es la capacidad de remolque: 4,400 libras.

Imagen atractiva
Una vez analizado el comportamiento dinámico y la respuesta del motor es momento de detenernos en su imagen. El GLK rompe con los cánones que se estilan en el mercado de la automoción. Gusta de las líneas marcadas, los ángulos duros, los bordes acentuados, convirtiéndolo en un descendiente directo de las clases ML y GL. A pesar de ese imagen cuadrada, robusta, el GLK es un auto atractivo. Quizás a esta percepción ayude la apuntada forma de su cofre, las armónicas proporciones de chasis monocasco, el bien dimensionado portón trasero o el perfil alargado con una línea de cintura que va cayendo conforme se extiende hacia delante. La cuestión es que el GLK es un auto que gusta y, si bien no hace girar las cabezas como el más radical de los superdeportivos, su imagen no desagrada a nadie.

Interior premium
En el interior más de lo mismo. Los ángulos y las superficies verticales siguen siendo su característica principal, en busca de un ambiente que transmita la robustez externa. Todo muy Mercedes,  por otra parte, con una disposición de los mandos habitual en los modelos de la compañía y una calidad indudable de los materiales utilizados, en los que destaca el delicado tacto y una percepción visual sumamente elegante. Además, como es un modelo 2010 no despide tanta sobriedad como, a nuestro juicio, algunas generaciones anticuadas de los modelos Mercedes, por ejemplo la Clase E, quien, por cierto, en breve será reemplazado por una nueva generación.

Los asientos son excelentes. Cuentan con varios reglajes eléctricos incluido memoria. Detrás, el más voluminoso túnel central del GLK condiciona el acomodo de un tercer pasajero y, realmente, aunque su espacio interno está en consonancia con los de sus rivales (Acura RDX, Audi Q5, Volvo XC60, BMW X3 o Lexus RX350) lo cierto es que visualmente parece más pequeño. Con los asientos delanteros desplazados longitudinalmente hacia atrás, el espacio para piernas es exiguo. Otro punto en contra que comentar es el acceso a las plazas traseras, donde las formas angulosas de la carrocería y los raíles de desplazamiento de los asientos delanteros dificultan un tanto la operación.

Por lo demás, es un vehículo excelso en el que lo que más puede retraer a más de uno es su costo. Son 35,990 dólares como precio de partida, a los que hay que añadir los 875 dólares de rigor en concepto de gastos de envío. Hasta aquí se mueve en el terreno de la mayoría de sus rivales del segmento Premium. Sin embargo, para conseguir un auto tan elegante y con tanta carga tecnológica como la unidad probada, sin ninguna duda tendrás que tener preparados 50 de los grandes.

De serie cuenta con buenos elementos de seguridad tanto activa y pasiva y de confort, pero para dar ese salto adelante en términos de calidad necesitas montarle varios paquetes y opciones que vaciarán tu bolsillo tan rápido cómo te emociones por uno de ellos. Como buen auto familiar, que, seguramente, será el uso que quieras darle, la interesante opción de entretenimiento para las plazas traseras significa un incremento de 660 dólares al precio de partida. Nuestro GLK 350 4Matic también montaba un paquete Premium, con apertura universal de garaje, espejos con función de oscurecimiento automático, memoria para los asientos, apertura del portón eléctrica y techo panorámico. Total: 3,150 dólares más.

Hoy en día, con la importancia que tienen los gadgets tecnológicos para terminar de convencer al comprador, es necesario que una marca esté a la última. Mercedes lo está, aunque para ello tengas que desembolsar otros 3,350 dólares. Por ese precio, obtienes un paquete Multimedia con cámara trasera de ayuda al aparcamiento, reconocimiento de voz, sistema COMMAND de navegación con control por botón giratorio, sistema de sonido LOGIC 7 y otras amenidades más. La conexión para el IPOD va aparte y significan 970 dólares más. Si a ello añades unos bonitos rines de aleación, raíles para el techo, asientos calefactables y algunos detalles para embellecer el interior, el costo final se sitúa en la orquilla del medio de centenar de miles de dólares. La justificación está clara: es un crossover Premium.

Sea a no caro (sus rivales más directos también están en este abanico de precios), lo cierto es que el Mercedes GLK es un producto bastante completo en términos de equipamiento, seguridad, prestaciones y comportamiento en carretera. Aun así, si el auto de Sex and The City te parece caro todavía, espera unos pocos meses cuando una versión de propulsión trasera sin el diferencial central 4Matic llegará a los concesionarios a un precio 2,000 dólares más bajo. Para los que se dejen seducir por el refinamiento de los motores Diesel de Mercedes y por sus bajos consumos, el GLK 320 Bluetec, disponible en toda la nación, llegará a finales de año. Cualquiera de las tres opciones son validas para acceder a un nuevo producto Mercedes que proporciona la versatilidad de uso de un crossover y la calidad y la sofisticación asociadas a la marca de la estrella.

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