Nissan Rogue SL: prueba a fondo

Nos montamos en esta ocasión en uno de los SUVs light más atractivos de nuestro mercado; el ...
26/06/2009

Javier Fueyo

La Nissan Rogue aprovecha la base del conocido sedán Sentra, pero con los pertinentes ajustes de carrocería, suspensión y motor para cumplir los requerimientos mínimos del segmento. Esto es, una carrocería SUV (calca de la Murano, pero en pequeño), un motor de buen empuje (utiliza el cuatro cilindros de 2.5 litros del Sentra) y un equipamiento competente al segmento, con mínimos esperados como seis bolsas de aire, equipo de sonido de múltiples fuentes, varios automatismos y un extra prestacional agregado a su conocida transmisión CVT: mando secuencial con manetas al volante. Un toque deportivo digno de consideración.

Versión probada:
Hemos manejado la variante SL (el acabado más completo) con tracción delantera. Existe un acabado básico (el S) y la posibilidad de escoger tracción integral AWD, que incrementa el precio del auto en 1,200 dólares

Precio:
Es de 21,810 dólares. Por 19,430, puedes hacerte con un Nissan Rogue S, más básica en cuanto a equipo de serie.

Fuel economy:
22 mpg en ciudad, 27 en autopista.

 


Imagen
Desde cualquier ángulo la referencia visual inmediata de la Nissan Rogue es la Murano. Lo que evita la igualdad es una parrilla sin cromos, al tono de la pintura, unos costados menos abultados y una trasera menos elaborada, con calaveras horizontales. Eso sin olvidarse de unas dimensiones sensiblemente menores respecto a su musa inspiradora.

La unicidad del color le otorga un aire gracioso, como de conceptual pero sin grandes pretensiones. Algo diferente sin llegar a ser atrevido. La carrocería SUV otorga un bien aprovechado volumen interno mientras los acabados y materiales son competentes, cercanos a los vistos en el Sentra.

No hay alardes de estilo o derroches de ingenio; sólo un aspecto funcional, acertado y actual pero nada que invite una segunda mirada a fondo para distinguir detalles salvo el acabado bitono. La disposición de los mandos es lógica, sin problemas de localización salvo los botones del volante, no tan fáciles de memorizar.

En cuanto a practicidad, el Nissan Rogue posee suficientes huecos. La cajuela posee un buen volumen a pesar de que la inclinación del portón le resta algunos litros a carga completa. La segunda fila cumple su papel de acomodo de personas de talla mediana, sin más ni más.

Manejo
Donde la ventaja de la base de sedán aflora es en el desempeño dinámico del Nissan Rogue. Es cierto que la puesta a punto de una SUV light obliga a una suspensión más suave, pero en la Nissan Rogue se aprecia más firme con amortiguadores de carrera más larga, apreciable en cambios fuertes de dirección por un evidente balanceo de la carrocería.

No obstante, en carreteras de montaña y en tramos con curvas la Rogue se mueve mejor de lo que parece, al punto de recordarnos inevitablemente a su donante, el Sentra. No se puede negar la inherente subvirancia por el mayor peso concentrado adelante –reparto del 61/39- y su talante familiar pero la dirección de muy buena fidelidad y un peso relativamente contenido -3,350 libras en báscula- permiten una conducción ágil y hasta divertida en manos hábiles.

A tono con esta actitud acompaña correctamente el tren motor. La respuesta del 2.5 litros resulta más que efectiva para las intenciones grupales de esta Rogue, mejor apuntaladas por la transmisión CVT en su relajado modo Drive. Sin embargo, las cosas puede volverse más rápidas si recurrimos al modo secuencial activado vía rejilla o manetas.

La gran ventaja de esta simulación de velocidades es que resulta muy fácil mantener al 2.5 litros por arriba de las 3,000 rpm, justo donde se aprecia su mayor empuje o zona óptima de par. Y no hay golpes a la caja pues el conjunto de poleas y banda metálica absorben sin problemas los cambios descendentes, lo que sumado a la memoria del cerebro de la transmisión –aprende nuestros hábitos y vicios-, facilita las cosas para la conducción rápida, que no velocista, a pesar de lo que sugieran los seis escalones y las manetas detrás del volante.

Lo mejor en este sentido es que la Rogue apenas monta ABS –no hay control de tracción ni de estabilidad-, por lo que su docilidad en tramos revirados habla muy bien de la ingeniería aplicada a un chasís digamos común, un punto siempre agradecido en Nissan.

Si hablamos de consumos y frenos, ambos rubros están a la altura de lo esperado, con rendimientos de combustible normales para su mercado (27 mpg en autopista) y un sistema de discos a la altura de las demandas dinámicas de la Rogue, con un buen control en detenciones de pánico.

Nissan Rogue frente a la competencia*

– Mitsubishi Outlander: desde $19,895
– Honda CR-V: desde $20.700
– Jeep Patriot: $16,375
– Jeep Compass: $17,375
– Toyota RAV4: $21,500
– Chevrolet Equinox: $23,650
– Mazda CX-7: $24,400
– Mercury Mariner: $21,450

* Estos precios no incluyen gastos de envío y pueden variar en función de ofertas y descuentos de los fabricantes. Son los precios MSRP en el momento de la realización de este test drive.



La conclusión de Myautomovil

Con la Rogue, Nissan consigue una SUV Light realmente compacta, de buenas maneras y formas atractivas sin caer en exhibicionismo. Se trata de una opción a considerar dentro del bullicioso segmento de estas camionetas ligeras. La calidad de la casa, su reconocida confiabilidad, un buen equipamiento –probamos la versión base- y un diseño que no compromete la vuelve una elección lógica. Si le agregamos el toque deportivo del secuencial y un desempeño dinámico propio de un sedán familiar, puede hacer que la balanza se incline a favor de Nissan. Pero la competencia es dura y no se va a dejar.

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