Javier Fueyo

Como ya es usual, la base es la más reciente versión del Ford Mustang, a la cual se le hicieron las modificaciones de rigor para mejorar su rendimiento. Para esta ocasión se escogió la variante con el motor 4.6 V8.

El propulsor fue equipado con un supercargador Series VI cuyo proveedor es la misma preparadora, con lo que la potencia aumentó desde los 315 caballos que entrega el Mustang de origen a los 435, el torque que declara es de 58,7 kg-m (425 lb-pie). La potencia se transfiere al eje trasero -con diferencial de deslizamiento limitado- gracias a una caja manual de cinco velocidades.

La suspensión del 435S se denomina "Saleen Racecraft Performance" y rebaja en cuatro centímetros la carrocería comparada al modelo original, con la dureza de los amortiguadores y la puesta a punto pensada específicamente para este modelo, la barra estabilizadora delantera es más rígida para complementar el conjunto. Saleen asegura que pese a estar orientada a entregar un comportamiento más preciso y una mejor tracción la suspensión no es resulta incómoda para el diario vivir.

Los discos delanteros y traseros de serie son ventilados y en teoría son más que suficientes para detener con seguridad al 435S, sin embargo Saleen ofrece como opción unos discos más grandes de 14 pulgadas de diámetro.

A nivel de apariencia, pese a la clásica estampa intimidante del Mustang, no hay accesorios que lo hagan especialmente llamativo, y se opta más bien por elementos que pese a enfatizar la agresiva estampa de este auto resultan armónicos con el resto de la carrocería, se destacan los rines en tonalidad gris mate y el prominente faldón delantero. En el habitáculo la modificación más destacable es un accesorio que mejora la precisión a la hora de engranar las marchas, acortando los recorridos de la palanca de cambios.