La Ley de Reducción de la Inflación elimina muchos límites a los créditos fiscales para autos enchufables, pero se centra en aquellos fabricados en Norteamérica ¿Quién se beneficia y quién no?
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Durante la administración de Barack Obama, el gobierno de los Estados Unidos estableció una serie de lineamientos para impulsar vehículos electrificados, desde el cobro de créditos por emisiones, impuestos por emisiones o créditos fiscales. No es el único país donde ocurre, en Noruega la exención de impuestos puede ser superior al 25% del valor del auto, lo que comenzaba a mermar las arcas del gobierno, a medida que los vehículos enchufables representan cerca del 97% del mercado local.
Para evitar esto, se estableció un límite de créditos totales por no más de 200,000 vehículos. Tesla y General Motors ya superaron esta barrera, mientras que Ford, Nissan y Toyota están cerca de hacerlo, esta última, a base únicamente de híbridos conectables, pues apenas comenzará a comercializar eléctricos masivos. Ante esto, las marcas han abogado no sólo para mantener los créditos fiscales, sino incluso extenderlos.
La Ley de Reducción de la Inflación (Inflation Reduction Act), recién aprobada por la Cámara de Representantes, destina $370 mil millones de dólares para mantener créditos fiscales de hasta $7,500 dólares sin límite de unidades, pero reduciendo el apoyo a vehículos caros (hasta $55,000 USD autos, hasta $85,000 camionetas) y personas con ingresos no superiores a $150,000 dólares anuales, o $300 mil para parejas. Incluso contempla créditos para quienes compren eléctricos usados por $4,000 USD, aunque con límites más acotados. Se contempla un reembolso antes que un descuento en la declaración de impuestos. Ya no hay límite de unidades.
Por supuesto, hay requisitos; y el más importante es que los autos eléctricos elegibles deben tener un importante porcentaje de componentes provenientes y manufacturados en los Estados Unidos, 40% en 2023, 100% en 2029, o en su defecto, en países con los que tenga acuerdos de libre comercio, en plantas sindicalizadas que también recibirán apoyos para ser más “verdes”. Esto pone en un predicamento a casi toda la industria, pues muchos de los elementos de las baterías como el litio provienen principalmente de países como China, Bolivia o Chile, aunque en este insumo el requisito aplica hasta el 31 de diciembre de 2024.
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GMC Hummer EV y las otras pick-ups eléctricas.
Esto podría representar una oportunidad para México, cuya producción local de litio tiene grandes oportunidades de crecimiento, además del revisado T-MEC que impulsa la igualdad en la producción de autos con otras plantas de América del Norte. Falta por ver cómo evoluciona la “estrategia” política del gobierno mexicano de invocar la “soberanía” (tal como hizo Trump en muchas ocasiones con la “seguridad nacional”) para bloquear acuerdos previos de inversión en energías limpias de empresas estadounidenses.
Los más castigados con estos nuevos créditos fiscales son los fabricantes alemanes y coreanos, así como Toyota, ya que la mayoría de sus modelos enchufables se arman fuera de Norteamérica o tienen muchos componentes de regiones como China. De los 72 modelos eléctricos y PHEV disponibles en el mercado actualmente, sólo los siguientes aplican. A partir del 1 de enero de 2023 la lista se reducirá cuando entren en vigor los límites de precios, aunque GM y Tesla estarán de vuelta. Lo mejor será verificar el VIN.
Audi Q5 (fabricado en México)
BMW Serie 3 PHEV (fabricado en México)
BMW X5
Cadillac Lyriq
Chevrolet Bolt EUV
Chevrolet Bolt EV
Chrysler Pacifica PHEV
Ford Escape PHEV
Ford F-150 Lightning
Ford Mustang Mach-E (fabricado en México)
Ford Transit Van
GMC Hummer EV
GMC Hummer EV SUV
Jeep Grand Cherokee PHEV
Jeep Wrangler PHEV
Lincoln Aviator PHEV
Lincoln Corsair Plug-in
Lucid Air
Nissan LEAF
Rivian EDV
Rivian R1S
Rivian R1T
Tesla Model 3
Tesla Model S
Tesla Model X
Tesla Model Y
Volvo S60 Recharge PHEV
Las marcas no terminan de aceptar esta nueva propuesta de créditos fiscales, por lo que una vez más están pidiendo cambios. Algunas impulsan las “compras de pánico”, concretando depósitos previos que se realizaron antes que se firmara la nueva ley.
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