Javier Fueyo

Al igual que en el modelo anterior, el P-51B toma como base un Ford Mustang GT de serie y le agrega más carácter a punta de hormonas y decoraciones exteriores. Y como bien se puede suponer, el modelo 2009 agrega una serie de mejoras nada despreciables. Por ejemplo, los discos de frenos ventilados de 14 pulgadas ahora son más poderosos y resistentes a la fatiga gracias a los 6 rotores que lo apoyan.

El propulsor es el mismo bloque V8 de 4,6 litros del Mustang GT pero llevado a 510 HP y la misma cifra en lb-ft de torque, esto se logra mediante un supercargador. La suspensión sigue siendo la pieza de ingeniería característica de Roush.

En la apariencia se destacan los rines de 5 puntas de cromo oscuro montado sobre llantas Cooper RS3 de alto rendimiento. El interior se mantiene sin cambios a excepción de unos nuevos medidores de buena apariencia y utilidad.

Modelos como este son de los pocos que no se resienten casi por la crisis, pues en 2008 la producción prevista era de 51 unidades pero la demanda obligó a la planta a doblegar los esfuerzos y comercializar 100 P-51A. Veremos qué pasa con el nuevo Mustang P-51B en el 2009, que estará por los 65 mil dólares.