Han pasado 30 años desde la época dorada del Volvo 240 Turbo sobre las pistas.
Para muchos, Volvo es un nombre asociado con la excelencia, tanto en el transcurrir cotidiano como en las pistas de carreras. Y así ha sido desde hace algún tiempo.
En este punto, debemos recordar que Volvo no es un fabricante interesado en la simple producción de vehículos comerciales. En realidad, se trata de uno de los principales impulsores en el campo del desarrollo tecnológico aplicado, una hazaña que trasciende los confines de la industria automotriz. Si Volvo "se sale con la suya", tal vez nuestro futuro estará poblado de avanzados artefactos que facilitarán la vida de las personas a un grado inimaginable hasta este punto de la historia humana. Pero ese es otro cuento.
La verdadera historia comienza en 1985, uno de los años más celebrados en la trayectoria del Volvo 240 Turbo, también conocido como "El tabique volador". Fue durante dicha temporada cuando el 240 Turbo se coronó como el indiscutible ganador del European Touring Car Championship (ETC) y del Deustche Touringwage Meisterschaft (DTM), una hazaña jamás lograda hasta entonces. Este bólido era impulsado por un motor turbocargado B21ER de 2.1 L, capaz de generar una potencia de 155 hp, acelerar de 0-100 km/h en 9 segundos y alcanzar una velocidad máxima de 195 km/h.
A lo largo de la temporada Touring 1985-1986, el 240 Turbo obtuvo inolvidables victorias en Finlandia, Portugal y Nueva Zelanda. Hace algunos días, Volvo celebró el trigésimo aniversario de sus mejores tiempos sobre el ardiente asfalto.
Un grupo de amigos transformó un Volvo de 30 años en un Lamborghini único en su tipo.
Volvo piensa que el futuro debe estar poblado de robots que recojan nuestros desperdicios.