Javier Fueyo

Ya lo dejó en claro el M5, que abandonó su sedoso y delicioso V10 de 5.0 litros a favor de un V8 turbo que, si bien es más potente que el primero, no sube hasta más allá de las 8,000 rpm. Y seguro que el futuro motor será más contundente, pero doble contra sencillo a que el V8 no cantará como los ángeles, como lo hacía el V10.

El M3 repetirá, a su escala, lo que está haciendo su hermano mayor. Luego entonces la lógica nos dice que el siguiente M3 montará un seis cilindros turbo, y aunque todavía no hay confirmaciones sobre detalles técnicos, lo más probable es que utilicen el actual 3.0 litros biturbo que monta el Serie 1 M coupé, pero llevado hasta unos 450 caballos, porque al final de día es relativamente sencillo lograr con pura electrónica “y alguno que otro fierro” que un motor entregue 150 hp/litro. Mientras, otros creen que para no castigar el tanto el consumo por llevar el motor al límite, éste podría crecer de 3.0 a 3.5 litros; habrá que esperar.

Pero lo mejor del futuro M3 probablemente no sea el motor, sino el peso, ya que además de ahorro instantáneo que significa perder 2 pistones y desplazamiento, la marca bávara buscará aumentar las proporciones de materiales ligeros en el coche, para hacer del nuevo M un CSL, ¿se acuerdan?

Ni modo, muchos seguimos prefiriendo la progresividad de un motor que entrega su potencia máxima por encima de las 8,000 vueltas. Pero si las tendencias –que luego se convierten en reglas- dictan que todas las marcas y sus modelos están condenados al downsizing en mecánicas, no queda más que tragar duro y disfrutar, mientras tenga vida, al último de los Mohicanos, el último M con motor naturalmente aspirado.