Javier Fueyo

Como ya todos sabemos, el nuevo Buick Regal es básicamente el mismo Opel Insignia con leves cambios a nivel de carrocería. Se trata de una exitosa berlina alemana que ya ha recibido más de un galardón, sucesor digno del Vectra y que ahora aparece en el mercado norteamericano para tomar el lugar del sedán compacto de la marca intermedia de General Motors.

Este Show Car sería, tal como lo anuncia en su comunicado de prensa GM, el representante en este siglo del legado Gran Sport, eso sí, no hizo falta mucho trabajo para lograr este GS de nuestros días, pues estamos hablando prácticamente de un Opel Insignia OPC, con todo y su motor turbocargado, (aunque en este caso es un cuatro cilindros en línea de dos litros y no un V6 de 2,8 litros) sistema de tracción integral y una estética que ciertamente rompe el paradigma de lo que muchos asocian con un Buick, ya que de la imagen clásica, elegante, pero agresiva de los Gran Sport originales, pasamos a un sedán con unas líneas claramente futuristas.

Las principales diferencias con respecto al Insignia OPC, además de los escudos de las marcas que cambian, radican en una potencia menor en el caso del Buick debido a su motor de menor tamaño, que de 325 caballos del Opel anuncia unos más humildes 255, una cifra que en todo caso es suficiente para lanzar a este sedán hasta las 60 mph en menos de seis segundos. La transmisión es manual, con seis cambios adelante.