Javier Fueyo

Desde hace algunos meses, hemos reportado las distintas etapas en el desarrollo del Bloodhound Supersonic Car, un asombroso vehículo diseñado para romper el récord vigente de velocidad terrestre. Para lograr esta hazaña, el equipo técnico SSC (SuperSonic Car) pretende alcanzar una velocidad máxima de 1,609 km/h.

Cuando el Bloodhound alcance la velocidad de 1,609 km/h, los neumáticos se convertirán en una pieza fundamental en términos de seguridad y desempeño. A tales velocidades, las llantas girarán tan rápido que incluso el más pequeño de los obstáculos podría provocar un altercado de gravedad. Una piedra en el camino, por ejemplo. Con el objetivo de proteger tanto al piloto como al vehículo, los diseñadores del Bloodhound han puesto particular empeño en la fabricación de los neumáticos, empleando las más avanzada tecnologías y protegiendo al supersónico de cualquier tipo de falla.

Las pruebas preliminares del Bloodhound son llevadas a cabo en las salinas Bonneville, en el estado norteamericano de Utah. Las condiciones del terreno también exigen que los neumáticos sean capaces de soportar una presión que supera con creces a la de un bólido F1.

Las llantas del Bloodhound fueron construidas por un consorcio de compañías con diversas especialidades técnicas. Una de las especificaciones más asombrosas es que deben soportar un peso de 802 toneladas en posición estática. Por este motivo, cada disco de los neumáticos tiene una longitud de 90 cm y un peso total de 91 kg. Cabe añadir que los discos están hechos de una aleación especial de aluminio, creada originalmente para la industria aeroespacial.

Se acerca la fecha en la que el Bloodhound intentará romper el actual récord de velocidad. Si no hay retrasos durante las últimas etapas de pruebas, este sorprendente supersónico realizará la prueba definitiva dentro de 11 meses, en Sudáfrica. En el siguiente video podrán ver cómo el equipo SSC prueba los paneles de composita balística que cubrirán la superficie del Bloodhound.