El propulsor seguirá siendo el 2,3 DISI con turbo que eroga 230 HP, acoplado a una transmisión automática de 5 velocidades. Para otros países, estará disponible el nuevo 4 cilindros de 2,5 litros y 165 HP (que comparte con el Mazda3 y 6 con algunas modificaciones). El chasis, las suspensiones y otros elementos mecánicos no han sido tocados, aunque no hay necesidad, pues la Mazda CX-7 se comporta como un sedán.
En la carrocería, lo primero que se ve es un gran parachoques delanteros con gigantescas bocas de aire, que hace al CX-7 están de risas todo el día. En la trasera también se modifica el bumper, con reflectivos más amplios y nuevo fondo para las luces traseras. Los rines también han cambiado.
En el interior es donde Mazda más ha puesto atención, la CX-7 recibió una reorientación de sus mandos, modificando el cuadro de instrumentos y recibiendo una nueva pantalla de monocromático, adquiriendo una pantalla LCD TFT de 4,1 pulgadas en el tablero central y recibiendo un nuevo volante. El equipamiento estándar también crece, agregando conectividad Bluetooth, sistema de vigilancia para puntos ciegos y sillas eléctricas (con memorias para el conductor).
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