Un total de 40 personas, 20 mujeres y 20 hombres, fueron sometidas a una prueba de veinte minutos en la que se mostraban los distintos sonidos de modelos Maserati, Lamborghini o Ferrari, así como otros coches de mucha menor potencia.

Según los resultados obtenidos, que se conseguían a través de medir el nivel de testosterona en la saliva de las personas sometidas a análisis, el cien por cien de las mujeres se excitaron al oír el motor del Maserati, por el 50 por ciento de los hombres.

Por otra parte, el motor de utilitarios y compactos asequibles, como el Volkswagen Polo, pasaron sin pena ni gloria por el nivel de excitación de las personas de la muestra. De hecho, el cien por cien de las mujeres mostró un descenso del nivel de testosterona al oír el motor del Polo.

Lo que más llama la atención es que el sonido del modelo Ferrari no causó tampoco un gran impacto… algo que, sinceramente, nos resulta bastante extraño, porque, ¿quién no ha vuelto la cabeza al escuchar un Ferrari pasar por la calle?

David Moxon, el psicólogo que condujo el estudió añadió que “apreciamos significativos incrementos en la cantidad de testosterona en el cuerpo, particularmente en las mujeres. La testosterona es un fiel indicador del nivel de excitamiento en el cuerpo humano así que podemos concluir de los resultados que el sonido del motor de un auto lujoso, en la actualidad, es causante de una respuesta psicológica primitiva”.