En la mitad del mundo

Etapa 14. De Otavalo a Loja (Ecuador). Hemos procurado seguir al pie de letra las etapas marcadas ...
15/12/2008

Javier Fueyo

Después de circular por las reviradas carreteras colombianas, esperábamos un tanto de lo mismo en Ecuador. Lo que nos encontramos fue una carretera Panamericana amplia, bien asfaltada y con pocos vehículos. Ecuador es un país montañoso, pero en su parte central se haya suspendido en una altiplanicie. Montañas y volcanes a los lados no impiden que las carreteras tracen líneas rectas. La media de velocidad en la parte norte y central del país es superior a la que hemos hecho en Colombia. En pocas ocasiones, hemos superado los 100 km/h en el país vecino. En Ecuador son la tónica.

Salimos de Otavalo casi a medio día. Nuestro destino es “La mitad del mundo”, quizás el lugar más significativo de Ecuador, exceptuando las Islas Galapagos. En este sitio, 18 km. al norte de Quito, el geógrafo Charles-Marie de La Condamine demostró definitivamente que la Tierra no era completamente redonda, pero que se hallaba dividida en dos partes exactamente iguales. También sentó las bases del sistema métrico decimal. Aquí, La Condamine trazó la línea del ecuador que da nombre al país.

El lugar no tiene nada de extraordinario. Un monumento trapezoidal con un globo terráqueo en su cúspide y un trazo amarillo en el suelo que remarca la línea calculada por La Condamine son sus mayores atractivos. Varios restaurantes, placitas con música en directo y pequeños museos completan el complejo. Como decimos, nada de especial. Sin embargo, es un lugar de visita obligada. Si hemos llegado hasta tan lejos, sería una pena perdérselo.

En realidad, las mediciones de La Condamine fueron inexactas. Cálculos modernos mediante GPS han demostrado que la línea ecuatorial se encuentra a unos 240 metros de distancia de la línea amarilla de La mitad del mundo. ¿A quién le importa?

Salida de Quito
Entrar en una gran capital latinoamericana, sin mapas ni indicaciones y lograr atravesarla sin perderse por sus innumerables ranchitos y barrios te provoca una sensación de euforia inigualable. Te sientes capaz de salir del desierto del Sahara sin brújula y sin agua.

En Quito, ciudad caótica atrapada entre montañas, con calles que no siguen una disposición lógica, sin grandes avenidas ni carreteras de circunvalación, atravesarla nos llevó dos horas de nuestro preciado tiempo. Pero lo conseguimos

Dale Correa al pueblo
El problema vino después. Ecuador está en obras. El gobierno socialista de Rafael Correa se ha propuesto una vasta labor de adecuación de las comunicaciones terrestres. La Carretera Panamericana es su primer objetivo. Desde la frontera colombiana a Quito, como hemos comentado, la vía es extraordinaria. Desde Quito hacia el sur pretende serlo. Nosotros nos encontramos, por culpa de las obras y por ser domingo por la tarde, en medio de un gigantesco atasco de unos 50 km. desde la capital hasta Latacunga, otro punto de interés turístico por su proximidad a los volcanes Cotopaxi y Chimborazo y a la carretera Quilotoa.

Nuevamente, la noche se nos echó encima, justo cuando queríamos fotografiar unos paisajes de inusitada belleza. No hemos tenido suerte en este viaje.

Entre dólares y bolívares
La faraónica tarea de Rafael Correa está sin duda marcada por su proximidad ideológica a Hugo Chávez. Los dos aliados junto a la Bolivia de Evo Morales están dando mucho de qué hablar en la escena internacional por su controvertido socialismo y por la idea de formar un frente común, incluida una moneda única. Resulta curioso ver como un país tan antagónico a Estados Unidos en su política como es Ecuador utiliza como moneda el dólar, así que no sería de extrañar que, en breve, vuelva a cambiar su sistema monetario.

Nuestro periplo por Ecuador me ha recordado mucho a otro viaje realizado hace un año y medio en automóvil por Venezuela. Soflamas socialistas en todas las esquinas, obras en todo el país y combustible barato, muy barato. El galón de gasolina cuesta en Ecuador la mitad que en Colombia y en Perú.

Baños
El día no da para más. Decidimos alejarnos 50 km. de la ruta panamericana y dormir en Baños, un pueblo balneario, caracterizado por un volcán en activo (el Tungarahua), cascadas y aguas termales. Una vez más, buscamos la tranquilidad de un pueblecito aislado mezclado con la comodidad de una localidad turística.

Al día siguiente, partimos pronto en la mañana dirección a Cuenca. No tenemos claro si pernoctaremos esa noche en la tercera localidad más importante del país (tras Quito y Guayaquil). Cuenca rivaliza con la capital ecuatoriana por el título de ciudad más bonita.

La carretera sigue en su tónica: amplia y bien asfaltada. Llegamos rápido a Cuenca. La frontera queda a 400 km. y nos dicen que se tarda un día entero en llegar. ¿Cómo puede ser? Decidimos continuar viaje y entonces descubrimos el porqué. Aproximadamente a 50 km. de Cuenca, la carretera se bifurca. Por un lado, se dirige hacia la costa a entroncar nuevamente con la Panamericana. Es el camino de la frontera de Huaquillas, en Ecuador, con Tumbes, ya en Perú. Por el otro, continúa su camino entre los Andes, dirección a Loja y a la frontera entre Macará y La Tina (Perú). Son más kilómetros, pero la frontera es mucho más tranquila, sin tanto tráfico rodado ni turistas cruzando. Optamos por seguir hacia Macará tratando de evitar una situación similar a la ocurrida cuando pasamos de Colombia a Ecuador.

Una vez tomado el desvío hacia Macará, la carretera comienza a subir entre montañas. Obras y más obras jalonan el camino. En varios puntos y durante decenas de kilómetros, la vía se reduce a un carril. Mientras pasa el tráfico rodado de un sentido, el del otro debe esperar varios minutos. El tiempo sigue pasando y no avanzamos kilómetros. Por si fuera poco, la niebla hace acto de presencia. No se ve, literalmente, a 5 metros. Nunca en mi vida me había encontrado con una neblina tan densa. Avanzamos lentamente por entre las montañas, sin saber que tenemos delante o a los lados. Intuimos que a nuestro costado la montaña se despeña en precipicios sin fin. Estamos asustados. Pero seguimos adelante.

Un par de horas después salimos de la peligrosa niebla. Estamos cerca de Loja, una localidad que, aunque catalogada como la más aislada de Ecuador, nos resulta sorprendentemente próspera. Fundada en 1548, es también una de las localidades más antiguas del país. Cuenta con universidad de renombre y alberga un importante conservatorio de música. De hecho, Loja es conocida en Ecuador como la ciudad de los músicos.

Desde aquí partiremos al día siguiente rumbo a Perú.

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