Opinión: ¿Nombres ó alfanuméricos? ¿Cual es mejor para un modelo de auto?

Acabamos de ver el lanzamiento de la quinta generación del sedán mediano (segmento D) de la marca coreana ...
02/07/2020

Joaquín Ruhi

Acabamos de ver el lanzamiento de la quinta generación del sedán mediano (segmento D) de la marca coreana Kia. Resulta un diseño atractivo con detalles distintivos tales como su parrilla frontal con textura de “piel de tiburón” y luces delanteras diurnas y traseras LED Heart Beat inspiradas por “el electrocardiograma de un corazón humano saludable”. Incluso su uso de motores turbo exclusivamente y el ofrecer tracción integral como opción resultan ventajas sobre su primo de plataforma Hyundai Sonata. Pero donde la Kia ha cometido un error garrafal, tomado una decisión absurda, tonta e ilógica (¿diremos estúpida también?) es en desaparecer el nombre de Optima (entre los mejores para un modelo de automóvil) a favor del anónimo alfanumérico K5.

Nos imaginamos que se traten de justificar con eso de que las 3 grandes marcas alemanas de lujo (Audi, BMW y Mercedes-Benz) siempre han usado alfanuméricos (o simples números antaño) para identificar sus modelos. Y, de hecho, muchas marcas de lujo y aun algunas con aspiraciones de lujo (Peugeot y Mazda nos vienen a la mente) favorecen los alfanuméricos ó simples números. 

Sea por vanidosas aspiraciones de lujo o por distinguirse de su aliado Hyundai, todo parece indicar que, al menos para sus autos, Kia piensa eliminar los nombres a favor de los alfanuméricos K más un número de una cifra, mientras mayor el número, más grande el auto. De hecho, en algunos mercados, el actual Rio subcompacto (segmento B) se llama K2, el compacto (segmento C) Forte es el K3, ya hablamos de la transición Optima a K5, su hermano mayor (segmento E) Cadenza es el K7 en su tierra natal, y la cumbre de la gama Quoris es el K9 (volveremos a este más adelante). Por suerte, el todoterreno Mohave, el minivan (monovolumen) Carnival/Sedona y su multitud de crossovers conservan sus nombres.



Si eso de K2, K3, etc. suena conocido, es porque copia el protocolo que la Audi adoptó a mediados de los 1990. Yo toqué el tema de la nomenclatura de algunas marcas de lujo en un artículo en inglés que escribí para Kaizen Factor en el 2014. He aquí una traducción condensada de la introducción para dicho artículo:

“En el 1994, durante el segundo año en que Johan de Nysschen era el gerente general de Audi en su Sudáfrica natal, la marca introdujo un nuevo sistema para denominar sus modelos brillante en su simplicidad: la letra A (de Audi) seguida de un número de una cifra indicando el tamaño y posición en la jerarquía de la marca de un modelo dado…


De Nysschen permaneció casi 2 décadas con Audi, habiendo ascendido a la presidencia de sus operaciones japonesas y, luego, las norteamericanas. En julio del 2012 sorprendió al mundo automotriz pasando a ser el presidente de operaciones globales de Infiniti, la marca de lujo de la Nissan. Claramente enamorado de las normas de nomenclatura de Audi, instituyó un sistema muy similar en la Infiniti, con el prefijo Q para los autos, y QX para los todoterrenos y crossover, seguido de un número de 2 cifras…

Dos años después, de Nysschen hizo otra movida inesperada, esta vez a la Cadillac, la marca de lujo de la General Motors. Al igual que en Infiniti, instituyó un nuevo sistema de nomenclatura para la marca. Esta vez, se trata del prefijo CT para los autos y XT para los crossover, seguido de un número de una cifra.”


De hecho, la dominancia de los alemanes en el campo de lujo llevó a que rivales que durante años si no décadas le ponían nombres propios a sus autos (Cadillac, Lincoln y Acura, por ejemplo) optaran por seguir la norma de la sopa de letras con algún que otro número. Quizás solo Maserati se resistió a esta aburrida moda y continuó dándole a sus autos icónicos nombres, muchos inspirados por vientos y brisas.

Pero estamos viendo señales de rebelión. Cuando hasta los ejecutivos de la marca Lincoln se confundían con su sistema de prefijo MK para todos (homenaje a los Lincoln Mark a través del siglo 20) seguido de una sola letra para distinguir entre un modelo y otro, tomaron la sabia decisión de volver a los nombres propios, tanto históricos (Continental, Aviator) como tomados de otras marcas Ford (Corsair) como nuevos (Nautilus). Y, al desaparecer pronto el MKZ, el golpe de estado contra el trío de letras se completa.


La Cadillac, cuya historia incluye nombres icónicos tales como Eldorado, Seville, Fleetwood, Calais y Coupé de Ville, también augura un regreso a los nombres propios. Su nuevo crossover eléctrico (llamado a debutar el 6 de agosto) se llamará Lyriq, y un futuro sedán eléctrico buque insignia portará el nombre de Celestiq. Nos preguntamos qué pensará de eso el grupo VW, cuya marca Škoda actualmente cuenta con un trío de crossovers (Kamiq, Karoq y Kodiaq) cuyos nombres también terminan en “q”.

Muchos piensan que es más fácil darle a un vehículo un nombre alfanumérico, ya que es poco probable que uno de estos resulte negativo u ofensivo, comparado con un nombre propio. Generalmente, sí, pero hay excepciones. Por ejemplo, el buque insignia Kia, el K9, se llama K900 en Estados Unidos, ya que la pronunciación en inglés de K9 (kei nain) concuerda con la de canine, que quiere decir canino. Obvio que no les haga gracia la idea de un Kia Canino. Y, en China, los Lexus con motor de 2.5 litros de aspiración natural (como el ES 250) allí llevan el nombre de ES 260, no porque le hayan aumentado la cilindrada, sino porque según una antigua leyenda china, el número 250 simboliza el ser idiota.


Pero no cabe duda que a veces cuesta encontrar un nombre que no sea ofensivo en algún u otro idioma. Hyundai, por ejemplo, ofrece en distintos mercados los crossovers Creta y Kona, nombres que son un término vulgar para los genitales femeninos en República Dominicana y en Portugal, respectivamente (tema que tocamos en uno de nuestros videos). En Francia, el deportivo Toyota MR2 perdió el “2” porque en francés, pronunciar MR2 (em-er-du) suena igual que decir “es mierdero”.

El español, por supuesto, no se escapa de esas. Son notorios los casos del Mitsubishi Pajero (Montero en Estados Unidos así como en países de habla hispana), el Mazda Laputa (ese, por suerte, no salió del Japón), el Nissan Moco (alguien por favor regálele a los japoneses un diccionario español-japonés), y el concepto Ford Corrida. Quizás menos conocido es un concepto de la carrozzeria Ghia presentado en el 1969, el elegante cupé que lleva por nombre Lancia Marica. Su comunicado de prensa decía que Marica era “un nombre clásico de mujer de la época de los romanos”, pero para los hispanos su significado es muy diferente…


Aunque sea cierto que no siempre resulta fácil idear un nombre de modelo de auto que sea efectivo y no ofensivo, más mérito tiene el que lo logra que el que se “esconde” tras letras y números casi anónimos.

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