Con el techo puesto, el Veyron Grand Sport puede alcanzar velocidades de 252 mph, con él quitado, de 224 mph y, si se sustituye el techo duro, fabricado en policarbonato, por una capota de lona que se almacena en la cajuela, la máxima velocidad está limitada a 81 mph. Ingenioso este último sistema. Dado que el techo duro no se puede guardar nada más que en el garaje, en caso de lluvia se puede utilizar esta cubierta de tela.

Esfuerzo titánico
El gran rasgo del Bugatti Veyron 16.4 Grand Sport es, obviamente, su techo desmontable fabricado en policarbonato. No se puede esconder en la cajuela con lo que si te apetece un paso al aire libre, tendrás que dejarlo en tu casa. Pese a esa falta de automatismo, el esfuerzo de producción realizado por la marca para transformar al Veyron en un auto descubierto ha sido titánico.

El principal reto estuvo en mantener la rigidez torsional del chasis, el peso y el nivel de seguridad existente en el Veyron convencional. Como el techo es una parte integrante de la estructura monocasco de acero del vehículo, ésta tuvo que ser completamente rediseñada. Para incrementar la protección en caso de impactos laterales y evitar vuelcos, el chasis fue reforzado alrededor de los paneles laterales y del túnel de transmisión. Así, los pilares B reciben un soporte de fibra de carbón y se ha colocado una protección central de carbono bajo el citado túnel de transmisión.

En las puertas, también en fibra de carbono, se ha colocado un listón longitudinal para aumentar la protección lateral, lo cual en caso de accidente, absorve la energía del impacto y la transfiere al reforzado pilar B.

Por último, las dos tomas de aire para el motor de 16 cilindros y 1,0001 HP del Veyron cuentan ahora con elementos en fibra de carbono de 10 centímetros de ancho que ofrecen mayor protección en caso de vuelco.