Javier Fueyo

México vive momentos difíciles en muchos entornos: social, político, económico, etc., y los signos de una recuperación pronta no se encuentran a la vista. El descontento de los ciudadanos es cada vez más evidente y la descarada corrupción que permea desde las altas cúpulas gubernamentales nos hacen pensar que las manifestaciones de desaprobación se pueden hacer cada vez más violentas y recurrentes. Desde nuestra “tribuna” y como especialistas en la industria automotriz, hemos podido rescatar algunas historias que reflejan la injusticia, el mal manejo de los recursos y el abuso de autoridad.

Hace no mucho, aquí mismo dimos a conocer cómo los legisladores de la Ciudad de México se pasean en autos de precios realmente inalcanzables para el grueso de la población de un país que por milímetros no se encuentra en recesión económica (2.1% crecimiento en 2014, según datos del INEGI). Indicadores como el desplome en el precio del petróleo y la paridad (disparidad, mejor dicho) entre el peso mexicano y el dólar, muestran un panorama desalentador. Una muestra de la desigualdad que se vive en México es el caso de Fernando Espino, coordinador del grupo parlamentario del Partido Revolucionario Institucional (partido al que pertenece el presidente Enrique Peña Nieto, uno de los personajes más señalados por temas de corrupción y nepotismo) y líder sindical del Sistema de Transporte Colectivo Metro, quien viaja a bordo de un Audi Q5 modelo 2013, cuyo precio asciende a 748,752 pesos MXN (U$D51,400).

Otro escándalo fue autoría de otro funcionario que presumía haberle regalado un Porsche a su hijo durante los festejos navideños del año pasado. Heliodoro Carlos Díaz Escárraga, coordinador de la Región Sur de Infonavit (Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores, dependencia mexicana encargada de otorgar créditos para que los trabajadores adquieran una vivienda propia), creó controversia al jactarse en su cuenta de Facebook acerca del costoso obsequio. Nada más y nada menos que un Porsche Cayman color amarillo con un valor aproximado de U$D97,500, alrededor de $1,440,000 MXN.

Uno más de los actos repletos de opacidad y carente de explicaciones lógicas es el hecho de que en la Cámara de Diputados se cuente con 10 motocicletas Harley Davidson a disposición de legisladores y trabajadores. Datos publicados por www.capitalmexico.com.mx evidencian que se pagaron 2 millones 220 mil pesos (unos 147 mil dólares al tipo de cambio actual) por las 10 máquinas que no tienen una tarea específica por cubrir, pero que sí están resguardadas por varios funcionarios. La asignación de algunas unidades a las oficinas de Comunicación Social hace pensar que pueden ser utilizadas para entregar comunicados de prensa o correo privado de los legisladores; tareas que bien se podrían llevar a cabo en motocicletas de 150 centímetros cúbicos y con precios de mercado inferiores a los 40 mil pesos por unidad. Además, de que las motos pequeñas son más funcionales en ciudad y consumen infinitamente menos combustible.

Así como estos tres casos específicos que citamos debe haber cientos más. No olvidemos el notición cuando el líder sindical de los trabajadores de Petróleos Mexicanos, Carlos Romero Deschamps, le obsequió un Ferrari Enzo (sólo se produjeron 349 unidades y tienen un precio aproximado de 2 millones de dólares) a su hijo… sin palabras.

Queda en evidencia que quien gobierna en ese México acéfalo es “Mr. Corrupción”. La pregunta obligada: ¿Hasta cuándo?

Tabla comparativa: México-EEUU