Nissan aprovecha la magnífica acogida de su crossover Qashqai lanzando un ‘hermano pequeño’. No obstante, no nos equivoquemos, el Juke no es una versión ‘mini’ del Qashqai, sino un utilitario alto de atractivo diseño y que es capaz de incorporar tracción a las cuatro ruedas.
La verdad es que el Juke desconcierta. Es un vehículo barroco en su diseño y con un aspecto coupé que choca con su imagen de mini SUV. En cuanto a sus intenciones, estamos ante un coche empaquetado en una envoltura ‘diferente’ que puede gustar a muchos. La vida real hace que veamos al Juke como un modelo que quiere ser todo y no es realmente nada. Nos explicamos.
Hablamos de un automóvil de 4.14 metros de largo –algo más que un utilitario, algo menos que un compacto- que desprecia la habitabilidad en las plazas traseras, con un espacio para las piernas justo y una altura que hace incómodo el viaje a una persona de más de 1.85 m. El maletero tampoco es para tirar cohetes, ya que cubica 251 litros –aunque permite cierta modularidad al lograrse un espacio de carga plano tras abatir los asientos posteriores-.
Además, a pesar de autodenominarse SUV, únicamente cuenta con una versión con tracción total, la más alta de la gama: el 1.6 gasolina turbo DIG-T de 190 HP con caja automática CVT-. El resto son de tracción delantera.
De las tres motorizaciones disponibles, dos gasolina (1.6 de 117 HP y 1.6 DIG-T de 190 HP) y una de Diesel de 110 HP, únicamente pudimos conducir el Diesel.
Se trata de un viejo conocido, el 1.5 dCi de Renault-Nissan, que para este Juke desarrolla 110 caballos. Se trata de un motor de comprobada fiabilidad que empuja con carácter hasta las 4,500 rpm y que es capaz de mover este Juke con solvencia –alcanzando cruceros de 160-170 km/h (100-1-5 mph) con facilidad- sin que los consumos se disparen en exceso: oficialmente, declara 19.6 km/l (46 mpg) y en nuestro recorrido de pruebas, combinando carreteras de montaña y autopistas sin limitación, la computadora señalaba 15.2 km/l (35.7 mpg). Cierto es que es algo ruidoso, aunque no en exceso.
Dinámicamente, el coche convence. Es franco en el apoyo y no oscila más de lo necesario, aunque las suspensiones podrían ser algo más firmes. En definitiva, un comportamiento muy similar al de un utilitario convencional.
Dentro, aunque la presentación es buena, la calidad de los materiales –plásticos algo duros- y los ajustes son mejorables. Nos gusta especialmente el diseño de la zona entre asientos, que, según Nissan, imita el depósito de combustible de una motocicleta.
En el interior también destaca el estreno de un nuevo dispositivo multimedia denominado Sistema de Control Dinámico. Este ‘juguetito’, de serie en todos los acabados excepto en el básico Visia en Europa, permite variar la respuesta de acelerador y dirección en tres modos: Sport, Normal y Eco. Pero no sólo eso, opera el climatizador y nos informa de peculiaridades tales como el par, la presión del turbo e, incluso, las fuerzas G que sufrimos (¿?).
Echamos de menos, sin embargo, que otras funciones que, en teoría, deberían estar incluidas en este sistema, como el consumo medio, estén en la computador, cuya colocación, bajo los relojes de información, es de difícil acceso para el conductor y que puede provocarnos más de un despiste al volante.
El Juke se pondrá a la venta en Europa en octubre –inicialmente la variante gasolina 1.6– con unos precios que oscilan entre los 16,000 y 24,000 euros.
Un superdeportivo de 622 caballos de fuerza que acelera de 0-60 mph en 3.5 segundos.
La nueva Mexican 500 se realizará en Mexicali, Ensenada y San Felipe a finales de septiembre.
La Fórmula 1 corre en Alemania rodeada de escepticismo hacia Pirelli, quien asegura dará buenos productos para que no pase lo de Silverstone.