El plan de viabilidad también contempla el despido de 47,000 trabajadores en todo el mundo que se materializarán durante el presente año, y el cierre de cinco plantas en Estados Unidos. En este país, la plantilla actual de 92,000 trabajadores se reducida hasta los 72,000 empleados en 2012. Esto implica también el cierre de cinco fábricas, las cuales no estaban incluidas en el primer plan de viabilidad remitido al Gobierno el pasado mes de diciembre que incluía la cancelación de las actividades en nueve plantas. La compañía no se ha pronunciado aún sobre qué nuevas factorías serán clausuradas.

Por último, el plan de viabilidad también pone el acento sobre la nueva estrategia de marca de GM. La corporación automovilística se centrará principalmente en Chevrolet, Cadillac, Buick y GMC, mientras que Pontiac se convertirá en una marca de nicho como menos modelos. Sobre Hummer, Saab y Saturn las intenciones están claras: deshacerse de ellas. En el caso de Hummer la decisión final ha de ser tomada antes del 31 de marzo y todavía queda un hueco para la esperanza. En el caso de Saab, GM solicita también la ayuda del gobierno sueco, ya que la marca corre el riesgo de declararse en bancarrota. Po último, Saturn desaparecerá en tres años, justo cuando acaba el ciclo de vida de los modelos actuales.

Plan de viabilidad de Chrysler
En cuanto a Chrysler, esta compañía anunció 3,000 nuevos despidos y solicitó a la Casa Blanca otros 2 billones de dólares para sobrevivir a la crisis. El tercer fabricante del país, que en diciembre recibió 4.000 millones y estaba a la espera de otros 3, ha modificado sus previsiones iniciales de afrontar la crisis con 7 billones de dólares. En este nuevo análisis de la situación exige al Gobierno 2 billones de dólares más. La razón: el desastroso inicio del año 2009, en el que sus ventas han caído de manera estrepitosa, casi un 55 por ciento en enero.
Asimismo, Chrysler ha señalado que dejará de fabricar tres modelos y que reducirá su capacidad de producción en 100,000 unidades. Sin embargo, mantendrá sus planes de sacar al mercado un vehículo eléctrico en 2010 y de hacer a su flota mucho más eficiente en términos de consumo de combustible. El acuerdo con Fiat, en este sentido, será fundamental.

Acuerdo con los sindicatos
Mientras se conocían los planes de reestructuración de ambas compañías, el sindicato United Auto Workers (UAW) anunció que había alcanzado un "acuerdo tentativo" con los principales fabricantes del país, Chrysler, Ford y General Motors, para permitir a las tres empresas hacer frente a la grave crisis que atraviesa el sector automovilístico modificando los convenios colectivos de 2007. El presidente del sindicato, Ron Gettelfinger, señaló, en un comunicado de prensa, que esos cambios les ayudarán a enfrentar el "clima económico extraordinariamente difícil" en el que están operando.

Gettelfinger subrayó que los términos del principio de acuerdo se mantendrán en reserva hasta que concluyan las negociaciones sobre el fondo Veba (Voluntary Employess Beneficiary Association), tras lo cual recordó que la "solidaridad, paciencia y apoyo" de los miembros de su organización ha sido fundamental para hacer frente a los actuales retos.

Negociaciones de última hora
Ambas empresas mantuvieron negociaciones hasta el último minuto –el plazo dado por el Gobierno tras aprobarse los préstamos concluía este martes– tanto con los sindicatos para reducir el coste de algunas de las prestaciones de los trabajadores como con los tenedores de bonos, en un intento por rebajar la carga financiera de las compañías.

Precisamente el presidente Obama anunció el lunes la creación de un comité de expertos encabezado por el secretario del Tesoro, Tim Geithner, para supervisar la reestructuración de los fabricantes, descartando así la propuesta de Bush de nombrar un ‘zar del motor’ para dirigir el rescate del sector.

Las ayudas aprobadas por la Casa Blanca –préstamos inmediatos por 13.4 billones de dólares y una línea adicional de 4 billones– provinieron del plan de rescate financiero de 700 billones de dólares y llegaron en diciembre como medida extrema, después de que el Congreso rechazara destinar un nuevo paquete económico para los grandes fabricantes de la industria automovilística.

Bajo ese acuerdo ambas empresas estaban obligadas a establecer límites en los salarios de sus directivos y acabar con ciertos privilegios y lujos muy impopulares entre la población como el uso de jets privados para sus ejecutivos, en un intento por aplacar el malestar de muchos ciudadanos con este tipo de ayudas, tal como ya ocurrió con el rescate de Wall Street.

Ahora se espera que el nuevo comité de expertos anunciado el lunes por Obama revise los detalles de ambos planes de reestructuración antes de aprobar los recursos que solicitan, para lo cual se había fijado como fecha el próximo 31 de marzo.